Ahora, revisando carpetas, escritos, recuerdos de mi Abuelo, viene a mi memoria que, si bien, era un hombre callado de mirada triste, poseía un humor muy peculiar, del cual puedo decir, yo era beneficiaria innegociable.
Don José Ramón, el Abuelo Cacomixtle, escribía sobre un montón de cosas, ¡todas! relacionadas con la vida en la Hacienda de Santa Isabel, en la ciudad de Toluca, siempre evocando ese pasado que no dudo, representaba la plenitud de lo que él hubiera querido ser y no fue posible.
Afirmo sin duda alguna, que fue mi Abuelito quien me inculcó el amor y fascinación por la historia, por las tradiciones y costumbres de nuestro México. Agradezco que me haya enseñado a amar a cada personaje que constituye nuestra esencia, cada aspecto que nos marca como depositarios y depositarias de una historia y de una cultura incommensurable.
He decidido, ir compartiendo pequeñas historias y anécdotas escritas por el Abuelo Cacomixtle; en lugar de ser parte de un sólo conjunto de escritos, iré tomando un poco al azar, eso sí, viajaremos en el tiempo e iremos de Santa Isabel a Toluca.
Poseo algunos rebozos, ¡me encantan! Son ese tipo de prendas que, como dice mi amiga Laura, te abrazan, te cubren de amor y bienestar. Entonces, en esta entrada, transcribo (lo más parecido posible) una recopilación guardad por mi Abuelito acerca de los tipos de rebozos que existen.
"Algunos de los diversos nombres que se le dan al rebozo"
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COYOTE.- Este es un rebozo hecho exclusivamente de lana café natural (sin teñir). Esta prenda es un poco más corta que el rebozo común, y sus puntas no son tan vistosas ni complicadas; son como los flecos del sarape.
Hay la creencia (no sé hasta qué punto sea verdad) de que la lana café es más calientita que la blanca, y que la negra es fría. Por esta razón hacían esos rebozos -que también llaman chalecitos con lana café natural, la que tiene un color semejante al color del pelo del coyote, y de allí el nombre. Estos rebozos o chalecitos los usaban, generalmente, las personas de edad, como abrigo.
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Toma el nombre, porque antes de teñir los hilos, los atan, de tramo en tramo, con pequeñas motas de hilo, y cuando meten los hilos a la tinta, el lugar donde está atada la mota, no se tiñe y luego, al hacer el tejido, queda salpicado de esos pequeños puntos blancos que semejan motas.
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Si el rebozo es verde con puntos negros, se le nombra cariñosamente CATARINITA, por la semejanza que tienen con esos colores, a los del pequeño coleóptero de ese nombre.
El rebozo negro con adornos amarillos toma el nombre de CALANDRIO, así como al café muy claro se le dice TORTOLITO por el parecido que tiene con el color de la tórtola. Al de color rojo ser le llama CARDENAL.
Por último, al rebozo blanco se le llama PALOMO, así como al azul uniforme (sin motas ni adornos) se le dice REBOZO PICHÓN.
Estos nombres se aplican al rebozo típico, hecho de hilo de algodón o lana; los de seda son "otro cantar".
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También se les da el nombre del lugar donde se fabricaron; v.g.: -de Tenancingo, de Santa María, Chilapeño, etc.
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Imagino también que de él heredo el orgullo de portar rebozos, cuando los uso, de alguna manera, siempre está presente. Segura estoy que si me ve desde algún lugar, sonríe con su dulce mirada y se siente orgulloso (aunque sea un poquito) de su nieta la
Cacomixtle Lucero.